Aquí exploraremos los beneficios de la aceptación y aprenderemos a practicarla más a menudo.
Todos tenemos una idea general de lo que significa "aceptar" algo. Pero en el vasto océano de nuestras experiencias, la aceptación no es simplemente dejar que las olas nos lleven a donde quieran; es aprender a navegar, a ajustar las velas y dirigir nuestro curso incluso cuando las aguas se ponen difíciles. Sin embargo, en psicología, aceptación significa "adoptar una postura de conciencia sin prejuicios y abrazar activamente la experiencia de pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales a medida que ocurren" (Hayes et al., 2004).
Una de las ideas clave que subyacen a la aceptación es que las emociones difíciles forman parte ineludible de la vida: en distintos momentos nos encontraremos tristes, enfadados,
decepcionados, aburridos, frustrados, afligidos, con el corazón roto, etc. Nadie, ni siquiera el individuo más ecuánime, está libre de estas emociones. Cuando estas emociones surgen inevitablemente, podemos reaccionar de dos maneras: resistencia o aceptación. Para muchos de nosotros, la resistencia es nuestra reacción por defecto. Después de todo, estas emociones no son necesariamente "agradables" de experimentar. Pero los psicólogos han descubierto que intentar resistirse o evitar ciertas experiencias difíciles puede causar más daño psicológico (Hayes et al., 2006).
¿Por qué es importante la aceptación?
Imagina por un momento que la resistencia es como remar contra la corriente: agota y, a menudo, es inútil. La aceptación, por otro lado, es como navegar con el viento; nos permite avanzar con las circunstancias tal como son, no como quisiéramos que fueran.
Los expertos sugieren que la aceptación es la opción más saludable. Por ejemplo, Tara Brach sugiere que: "La creencia que algo está mal en nosotros es en gran medida parte del sufrimiento profundo y constante que experimentamos" (2004). La mayoría de nuestras experiencias están compuestas por nuestras propias emociones, pensamientos y acciones, por lo que aprender a aceptarlos (incluso cuando parecen difíciles o indeseables) es una herramienta útil para el bienestar personal.
Como ser más tolerante contigo mismo.
Para ser más tolerantes con nosotros mismo es muy útil practicar la autoaceptación. Podrías empezar por ser reflexionar sobre la actitud que habitualmente tienes hacia ti mismo. Pregúntate a ti mismo lo siguiente:
¿Alguna vez te hablas con dureza por un error que has cometido o de algo embarazoso que has dicho?
¿Alguna vez te has sentido desbordado por las emociones y, encima, frustrado contigo mismo por sentirte así?
¿Cómo podrías adoptar una actitud más comprensiva y amable contigo mismo?
Cómo desarrollar la aceptación
1. Cultiva la aceptación dándote cuenta de tu resistencia.
¿Cómo tiendes a resistirte o evadir lo que estás experimentando? ¿Comes bocadillos para no aburrirte o ves la tele cuando estás triste? La mayoría de las formas en que nos resistimos a nuestras experiencias son inconscientes: no siempre entendemos por qué hacemos determinadas cosas en determinados momentos. Por eso, resistirse puede convertirse en algo habitual. El primer paso para cambiar cualquier hábito es ser consciente de su existencia.
2. Cultiva la aceptación cuestionando tus patrones de resistencia.
Una vez que hayas empezado a darte cuenta de cuándo y cómo te resistes a tus experiencias, intenta profundizar un poco más para descubrir por qué pueden existir estos patrones.
Examina tus patrones de resistencia como un arqueólogo. Cada capa de tierra puede revelar historias antiguas que han moldeado cómo ves y reaccionas al mundo. Al entender esto, puedes comenzar a reconstruir tu historia con una nueva narrativa de autoaceptación.
Cuando estabas triste o enfadado de niño, ¿cómo reaccionaban los adultos de tu vida? ¿Te permitían superar esas emociones o te decían (quizá con la mejor intención) que pusieras buena cara o que dejaras de hacer berrinches? ¿Crees que estas experiencias pueden haber influido en tu forma actual de procesar las emociones? Puede ser útil escribir algunas de estas reflexiones para recordar tus patrones habituales. También puede ser una buena oportunidad para la autoaceptación, ya que puedes ver que las experiencias formativas, fuera de tu control, pueden haber dado forma a tus patrones actuales. La buena noticia es que cualquier patrón o hábito está abierto al cambio, siempre que seas consciente de ello.
3. Cultiva la aceptación siendo consciente de tus patrones.
¿Cómo podemos ser conscientes de nuestros patrones habituales? Una forma es con la atención plena. La atención plena implica tanto la conciencia como la aceptación de nuestra experiencia. Un método tradicional de practicar la atención plena es la meditación, que consiste en dedicar un tiempo a observar la experiencia sin juzgarla. Sin embargo, puedes incorporar momentos de atención plena a tu vida cotidiana, incluso sin meditar.
4. Cultiva la aceptación pensando en tu niño interior.
A menudo somos nuestros críticos más duros. Aceptarnos a nosotros mismos puede ser difícil porque estamos muy acostumbrados a juzgarnos por pensar, sentir y actuar de determinadas maneras. Es raro que juzguemos a un ser querido tan duramente como nos juzgamos a nosotros mismos. Mientras tanto, una técnica útil es pensar en uno mismo cuando era niño. Esto puede ayudarte a recordar tu yo más inocente y vulnerable, lo que puede facilitar que seas amable y comprensivo cuando experimentes algo difícil.
5. Cultivar la aceptación a través de la práctica.
Cultiva la aceptación como un jardinero atiende su jardín. Reconoce la resistencia como las malas hierbas que necesitan ser arrancadas. Al hacerlo, permites que las flores de la aceptación florezcan.
La aceptación es como cualquier otra habilidad: requiere práctica. Las personas que se
aceptan a sí mismas y a los demás han hecho de la aceptación un hábito mental, eligiendo una y otra vez una mentalidad de mayor aceptación. Después de un tiempo, estas elecciones mentales repetidas se vuelven habituales y naturales y no requieren tanto esfuerzo. Así que, la próxima vez que te encuentres luchando contra emociones difíciles, aprovecha para practicar la aceptación.
Resumiendo
La aceptación no es ondear una bandera blanca ante los desafíos de la vida; es más bien aprender el arte de la paz interna en medio de la tormenta. Al cultivar la aceptación, no solo te permites navegar a través de los mares agitados, sino que también descubres que puedes ser el capitán de tu propia alma. A través de la práctica de mindfulness tienes la capacidad de aumentar la aceptación en tu propia vida y disfrutar de los beneficios que puede aportarte. Descarga gratuitamente mi Guía de Mindfulness que incluye instrucciones y grabaciones para que puedas empezar desarrollar la aceptación y mejorar tu bienestar emocional.
“Sigue tu Luz”
Referencias
Brach, T. (2004). Radical acceptance: Abrazar tu vida con el corazón de un Buda. Bantam.
Hayes, S. C., Luoma, J. B., Bond, F. W., Masuda, A., & Lillis, J. (2006). Terapia de aceptación y compromiso: Modelo, procesos y resultados. Behaviour Research and Therapy, 44(1), 1-25.
Hayes, S. C., Strosahl, K. D., Bunting, K., Twohig, M., & Wilson, K. G. (2004). ¿Qué es la terapia de aceptación y compromiso? En Guía práctica de la terapia de aceptación y compromiso (pp. 3-29). Springer, Boston, MA.
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