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Julio Wong

La ciencia detrás de los estados de ánimo y cómo influyen en ti

Estados de ánimo


Una guía para comprender mejor tus estados de ánimo.


Los científicos definen un estado de ánimo como un período prolongado de tiempo en el que tiendes a sentir ciertas emociones y tener pensamientos que reflejan esas emociones (Watson & Clark, 1997). Por ejemplo, cuando estás en un estado de ánimo negativo, podrías sentirte preocupado o molesto, y los pensamientos generalmente seguirán este patrón también.


Los estados de ánimo tienen dos características principales: si son positivos o negativos, y cuán intensos son (Watson & Clark, 1997). Cuando dices que estás en un estado de ánimo relajado, por ejemplo, probablemente te sientes positivo, pero de una manera leve. Por el contrario, cuando estás en un ehstado de ánimo enojado, las cosas probablemente se sientan intensamente desagradables.


Generalmente somos conscientes hasta cierto punto de la naturaleza de nuestro estado de ánimo, incluso si no podemos cambiarlo o controlarlo (Watson & Clark, 1997). Probablemente a menudo puedes sentir cuando estás en un buen estado de ánimo o en un mal estado de ánimo. Una de las cosas que distingue los estados de ánimo de las emociones es que los estados de ánimo son más duraderos. Una vez que estás en un estado de ánimo particular, es probable que continúe durante algún tiempo, incluso si puede no parecer relacionado con nada en tu entorno actual (Russell, 2003).


Los científicos piensan que los estados de ánimo se crean a partir de las experiencias que tenemos, especialmente las experiencias que ocurren cerca en el tiempo (Nettle & Bateson, 2012). Por ejemplo, una mañana de inconvenientes – un accidente de tráfico que entorpece el tráfico, una larga espera en la consulta del médico, y luego una fecha límite ajustada en el trabajo – podría ponerte en un estado de ansiedad. Si alguna vez has tenido una mañana así, tu respuesta fue en realidad adaptativa: reaccionaste a un entorno lleno de amenazas inesperadas poniendo tu sistema en alerta máxima para que pudieras responder mejor a la siguiente amenaza.


Los psicólogos piensan que los estados de ánimo son importantes de estudiar, no solo porque son una parte muy importante de la experiencia humana vivida, sino también porque impactan cómo percibimos y respondemos al mundo (Nettle & Bateson, 2012). Podrías llamar a esto pensamiento emocional: un fenómeno donde nuestros sentimientos moldean las posibilidades mismas de nuestros pensamientos.


Tipos de estado de ánimo


Como se mencionó anteriormente, los estados de ánimo se pueden caracterizar por dos dimensiones: cuán placenteros o desagradables son, y cuán intensos son. Otra forma de pensar en esto es cuán enfocados estamos en la recompensa frente a la amenaza (Nettle & Bateson, 2012). A partir de esta comprensión, podemos identificar cuatro ejemplos de estados de ánimo:

  • Estado de ánimo ligeramente desagradable: Esto incluye estados de aburrimiento o irritación. Puedes pensar en el aburrimiento como la ausencia desagradable de actividades atractivas, y la irritación como un estado de ánimo donde tu entorno es repetidamente, pero levemente, desagradable para ti.

  • Estado de ánimo fuertemente desagradable: Esto incluye estados de ansiedad y depresión. En este contexto, tus sentimientos influyen más poderosamente en tus pensamientos, y puede ser muy difícil sentir algo positivo acerca de tu experiencia del mundo.

  • Estado de ánimo ligeramente placentero: Un sentido de relajación es probablemente el mejor ejemplo aquí. Las personas que están relajadas no están altamente motivadas para hacer nada, pero se sienten bien.

  • Estado de ánimo fuertemente placentero: La felicidad, la satisfacción y la alegría son ejemplos de estados de ánimo fuertemente placenteros. No solo te sientes muy bien, sino que probablemente estés más motivado para hacer cosas que mantengan o amplifiquen esos sentimientos.


Puede ser útil para tu propia capacidad de responder hábilmente a tus estados de ánimo pensar en lo que cada tipo de estado de ánimo te está animando a hacer. Nuestros estados de ánimo, al igual que nuestras emociones, nos sintonizan con nuestro entorno de maneras específicas. Un estado de ánimo positivo o placentero nos hace más propensos a prestar atención a las cosas gratificantes en nuestro entorno, mientras que un estado de ánimo negativo o desagradable facilita notar cosas que son amenazantes o punitivas (Carver, 2001).


La investigación hasta ahora sugiere que los rastreadores de estado de ánimo pueden ser útiles para que entendamos mejor cómo cambian nuestros estados de ánimo (Malhi et al., 2017). Sin embargo, se necesitará más investigación antes de saber si es la atención plena de los estados de ánimo de uno de hora en hora, o los conocimientos obtenidos del proceso, lo que resulta más útil.


En resumen


Como con tantos aspectos de ser humano, los estados de ánimo son algo que manejamos mejor a través de la aceptación. Nuestras reacciones emocionales a los eventos de nuestras vidas son naturales, y es igualmente natural que, con el tiempo, esas reacciones formen la base de un estado de ánimo. Aunque un estado de ánimo puede durar horas o incluso días, nunca es permanente. Ser consciente de cómo nuestros estados de ánimo influyen en nuestro pensamiento y toma de decisiones puede ayudarnos a mantenernos hábiles y efectivos, independientemente de cómo nos sintamos.


Referencias


  • Carver, C. S. (2001). Afecto y las bases funcionales del comportamiento: sobre la estructura dimensional de la experiencia afectiva. Personality and Social Psychology Review, 5(4), 345-356.

  • Malhi, G. S., Hamilton, A., Morris, G., Mannie, Z., Das, P., & Outhred, T. (2017). La promesa de las tecnologías de seguimiento del estado de ánimo digital: ¿estamos en el camino correcto?. Salud mental basada en evidencia, 20(4), 102-107.

  • Nettle, D., Bateson, M. (2012). Los orígenes evolutivos del estado de ánimo y sus trastornos, Current Biology, 22 (17), 712-721.

  • Russell, J. A. (2003). Afecto central y la construcción psicológica de la emoción. Psychological Review, 110(1), 145.

  • Watson, D., & Clark, L. A. (1997). Medición y mala medición del estado de ánimo: Problemas recurrentes y emergentes. Journal of Personality Assessment, 68, 267-296.

 

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